Tachando los últimos días del calendario 2022, a la vuelta de la esquina asoma 2023.
Podríamos decir que el año que acaba, ha sido un año que para el sector inmobiliario ha ido a
dos velocidades. En el primer semestre del año, con velocidad de crucero; y en la segunda, con
claros signos de ralentización.
El conflicto de Ucrania, la elevada inflación y la subida de tipos de interés han generado cierta
incertidumbre en el mercado.
Pero analicemos el escenario para ver si somos capaces de anticipar que nos encontraremos
en 2023.
Aunque es cierto que el EURIBOR ha subido durante los últimos meses, sigue a unos niveles
razonables. Porque nadie pensaría que los tipos se iban a mantener en negativo eternamente.
Y pese a que en una primera instancia esto ha enfriado ligeramente el ánimo de los
compradores, las condiciones de financiación siguen siendo buenas.
España es un país donde la mentalidad de propietario está muy arraigada, por lo que en 2023,
se seguirán cerrando un número importante de transacciones. Mientras el mercado de alquiler
siga con una oferta tan escasa y con precios elevados, habrá mucha gente que opte por una
hipoteca antes que por una renta.
Se prevé que la obra nueva, la vivienda de reposición y el turismo residencial mantengan una
elevada demanda. Además, unido a los inversores que se decantan por el ladrillo para luchar
contra la inflación, 2023 cerrará con un buen numero de operaciones.
Por lo tanto, aunque puede haber ligeros ajustes de precios en ciertas zonas, localizaciones
como la Costa Blanca o Costa Cálida no reflejarán grandes cambios.